Las preguntas más frecuentes



LAS DROGAS Y SUS EFECTOS


1. ¿Qué es una droga?

La droga es una sustancia o mezcla de sustancias, distintas a las necesarias para el mantenimiento de la vida (alimento, agua, oxígeno), que al introducirse en un organismo vivo, modifica alguna de sus funciones y a veces la propia estructura de los tejidos. Estos cambios también incluyen alteraciones en el comportamiento, las emociones, las sensaciones y los pensamientos de las personas.

En términos muy amplios, haciendo caso de esta definición, podemos decir que

¡Estamos rodeados de drogas!: los medicamentos que tenemos en el botiquín, como los antibióticos y la aspirina son drogas; el té, el café, los refrescos de cola (que contienen cafeína), las bebidas alcohólicas, el tabaco, todos ellos contienen droga y, por supuesto, las que estamos acostumbrados a llamarles drogas: marihuana, cocaína, heroína, éxtasis, etcétera.

El grado de modificación que estas distintas sustancias pueden causar al organismo va en función del tipo de droga consumida, la personalidad del consumidor, las expectativas que este tenga respecto a los efectos y el lugar o la situación donde se consume. Por ejemplo: si una persona que es normalmente tímida se encuentra en una fiesta y tiene deseos de bailar, posiblemente beba cierta cantidad de alcohol para desinhibirse y atreverse a hacerlo.

Se piensa comúnmente que el alcohol y el tabaco, sustancias muy consumidas en nuestra cultura, no son drogas; sin embargo, éstas cumplen con todos y cada uno de los puntos de la definición anteriormente citada para ser consideradas drogas, aunque su consumo les está legalmente permitido a los adultos. El consumo de alcohol y el tabaco suelen afectar severamente la salud, e incidir negativamente en las relaciones y la comunicación de las personas, de la misma forma que las llamadas drogas ilegales o prohibidas, como la marihuana, la cocaína, la heroína, etc.


2. ¿El alcohol y el tabaco se consideran drogas?

Sí; tanto el consumo de alcohol como del tabaco provocan alteraciones en el funcionamiento normal del organismo, específicamente del cerebro, lo que afecta el humor y el comportamiento. Estas drogas contienen sustancias capaces de provocar una rápida dependencia, que vuelve difícil dejar de consumirlas.

El tabaco contiene una potente sustancia adictiva llamada nicotina, además del alquitrán que es muy peligroso y se relaciona estrechamente con la aparición del cáncer y otras más de 4,000 sustancias tóxicas, como monóxido de carbono, -el mismo gas que generan los motores de gasolina-, brea, formaldehido y benceno, entre otras.

Cuando se inhala el humo del tabaco, la nicotina llega al cerebro en cuestión de segundos. Otras reacciones inmediatas que se presentan son: aumento en la frecuencia cardiaca y respiratoria, vasoconstricción (adelgazamiento de los vasos sanguíneos) e incremento de la presión arterial.

Las personas que se inician en el consumo de tabaco pueden experimentar mareo, náusea y dolor de cabeza. La adicción a la nicotina genera consumo compulsivo del tabaco.

La nicotina provoca diferentes sensaciones según el estado de ánimo del fumador; de ahí que muchas personas refieran que fuman para calmar los nervios, o para estar más alertas. Sin embargo, debe considerarse que si bien el organismo responde en diferente manera, las más de las veces las reacciones son de tipo psicológico; es decir, la persona cree que es el tabaco el que provoca la respuesta que necesita. Por ejemplo: una persona puede estar muy nerviosa porque presentará un examen importante al día siguiente, entonces piensa que fumar la calmará, lo cual puede suceder no por el efecto del cigarro, sino por su predisposición a que éste tiene efectos tranquilizantes.

El fumar es un factor importante para el desencadenamiento del cáncer pulmonar y también se le asocia con el cáncer bucal, de garganta y laringe, así como con muchas otras enfermedades. Se sabe, por ejemplo, que los fumadores entre los 30 y los 40 años de edad, tienen un mayor riesgo de sufrir un ataque cardíaco

El humo del cigarro contamina el aire y, por tanto, enferma a las personas que no son fumadoras. A quienes inhalan el humo de los fumadores se les conoce como fumadores "pasivos" o "involuntarios"; está comprobado que dicha población se halla en riesgo de contraer enfermedades cardio-respiratorias debido a la exposición al humo de tabaco. Este humo es más tóxico que el inhalado por el propio fumador, ya que contiene 1.4 veces más alquitrán, 3.4 más nicotina y 3.1 más monóxido de carbono. Si tenemos en cuenta que por cada hora que se pasa el no fumador en un ambiente cargado de humo, aspira una cantidad equivalente a por lo menos un cigarrillo, comprendemos por qué el humo del tabaco ajeno amenaza también la salud.

Los hijos de padres fumadores, como fumadores pasivos, tienden a presentar diversas complicaciones de salud; por ejemplo, la inhalación de humo de tabaco representa un riesgo mayor de infecciones en vías respiratorias superiores, tales como bronquitis y neumonía. El humo del tabaco también incrementa la frecuencia de acumulación de líquido en el oído medio, síntomas de irritación en las vías respiratorias superiores y una reducción pequeña, pero significativa, en la función pulmonar; además representa un factor de riesgo para el surgimiento de nuevos casos de asma.

En relación con el consumo de alcohol, éste puede llevar a una persona a desarrollar alcoholismo, enfermedad caracterizada por el consumo no controlado de bebidas alcohólicas.

En principio, el consumo de alcohol puede producir alivio a las tensiones; asimismo, se asocia con lugares y personas con las que se sabe que la va a pasar bien, pero sin darse cuenta de que la cantidad va en aumento, lo mismo que la adaptación fisiológica de las células del cerebro al alcohol. Se pueden observar comportamientos de posible dependencia al alcohol, por ejemplo: beber rápidamente y con el estómago vacío; preocuparse porque no le falte la bebida; ingerir alcohol a escondidas, y molestarse, inclusive volverse irritable si alguien le habla sobre la forma como bebe.

La persona puede continuar bebiendo y poco a poco desarrollar dependencia, propiciando incapacidad para detener su consumo una vez que empieza. De igual manera que no percibe la pérdida de control en cuanto al consumo, tampoco se da cuenta del deterioro de su salud y de la relación con su familia, con sus amigos, con sus compañeros de escuela o trabajo.


3. ¿Qué tipos de drogas existen?

De acuerdo con su permisividad, las drogas se clasifican en legales (alcohol y tabaco) e ilegales (marihuana, cocaína, heroína, metanfetaminas, etcétera). Por sus efectos, se dividen en estimulantes (cocaína, anfetaminas, éxtasis y tabaco), depresores (marihuana, alcohol, hipnóticos y sedantes, inhalables), opiáceos (morfina, heroína, metadona y demás derivados del opio), alucinógenos (LSD, PCP, mezcalina y peyote) e inhalables (pegamentos, disolventes, aerosoles).

Por sus efectos, condición social, importancia, dependencia, etcétera, existen diferentes clasificaciones de las drogas. Para conocer mejor los tipos que hay, resulta más sencillo retomar una de esas clasificaciones.

A lo largo de la historia se han conocido algunas sustancias, cuyo uso y permisividad en la mayoría de las sociedades han dado pauta a que se les identifique como de uso legal; tal es el caso del alcohol y el tabaco. Pese a que diversos estudios demuestran los efectos nocivos de estas sustancias para la salud, su uso indiscriminado resulta ser poco controlado y el impacto de las consecuencias en la sociedad se contempla como algo aún muy lejano ("Yo sólo me tomo una botella cada fin de semana, no puedo ser un alcohólico", "Mi tío fuma desde los trece años y no parece enfermo"), sin tener clara conciencia de los daños a corto plazo y de las repercusiones que provoca el consumo. Es evidente que la legalidad de una droga no se ha determinado en función de la gravedad de los problemas de salud y/o sociales que puede acarrear su abuso, sino con base en otros factores como son: los económicos, los culturales o simplemente los políticos.

Contrariamente, en el caso de algunas otras sustancias como la marihuana, la cocaína, la heroína, entre otras, ha sido restringido su uso y permisividad por las sociedades y las instituciones, prohibiendo su venta y distribución, denominándolas drogas de uso ilegal.

Los avances en el conocimiento científico se han acompañado de una exploración de nuevos productos químicos que se han puesto a disposición del consumo humano, tanto los prescritos por médicos como los que se compran sin receta médica. Estas sustancias se han utilizado con un objetivo similar al del consumo de drogas, apareciendo así una tercera clasificación denominada drogas de uso médico. La mezcla de estas sustancias con algún tipo de droga (legal o ilegal) suele ser utilizada por la población adicta.


4. ¿Qué efectos pueden producir las drogas?

Los efectos que causa una droga a nuestro organismo varían en función de la clase de sustancia de la que se trate; los efectos se clasifican básicamente en tres tipos: depresores, estimulantes o alucinógenos.

Depresores

En éstos, el funcionamiento del sistema nervioso central disminuye, provocando descontrol motor y del lenguaje, fallas en la percepción, lo que origina que los consumidores de estas drogas se tropiecen, caigan, permanezcan mucho tiempo sentados o acostados; hablen lentamente y se queden dormidos, ya que generalmente el abuso de sustancias depresoras termina en episodios de sueño profundo o de inactividad. Los depresores son agentes de abuso debido a que calman la ansiedad y reducen la tensión, los más conocidos son el alcohol y la marihuana.

Estimulantes

Sustancias que, al igual que los depresores, actúan directamente sobre el sistema nervioso central, pero de otra manera, ya que generan diferentes reacciones del cuerpo, como aumento en la presión sanguínea, en la temperatura corporal y el ritmo cardiaco; asimismo, euforia, sensación de bienestar, sentimiento exagerado de felicidad, ansiedad, disminución del apetito, estados de pánico, miedo, indiferencia al dolor y fatiga, alteraciones del sueño, comportamiento violento, sentimiento de mayor resistencia física, entre otras. Dentro de esta categoría se encuentran la cocaína, las anfetaminas y el éxtasis, también conocidas como estimulantes mayores.

Alucinógenos

El LSD, la mezcalina y el peyote, constituyen las tres drogas alucinógenas más importantes que producen trastornos en la percepción; es decir, son sustancias que hacen que el usuario perciba objetos o sensaciones que no existen en la realidad. La mayoría de las drogas alucinógenas más usadas se fabrican en laboratorios clandestinos y algunas otras se encuentran en determinadas plantas. En otros países, la industria química legal produce algunas de estas drogas, pero sólo con fines de investigación científica. Aun cuando las drogas alucinógenas se usaron durante algún tiempo en el tratamiento de enfermedades psiquiátricas y del alcoholismo crónico, hoy no tienen ninguna utilidad médica debido al peligro que entraña su uso.


5. ¿Cuáles son los efectos de las drogas ilegales más usadas?

A continuación se describen los efectos que provocan las drogas que se consumen con más frecuencia en nuestro país:

Marihuana. Alteración de la percepción del tiempo o de la secuencia de los eventos, dando la idea de que ha pasado poco tiempo o de que éste se alarga.

También se dan alteraciones de la memoria y no se recuerda claramente qué pasó primero y qué, después; cambios en el juicio, ya que se hacen cosas que no se harían normalmente; aumento en la percepción de colores y sonidos, que en ocasiones se confunde con alucinaciones, sin embargo, es sólo una agudización de los sentidos visual y auditivo; boca seca, este síntoma hace que el usuario de marihuana ingiera muchos líquidos, inclusive cuando ya han pasado los efectos; taquicardia, aun cuando la marihuana es una droga depresora, en algún momento los que la consumen se sienten muy agitados, esto no dura mucho; ligero aumento de la presión arterial; desorientación y poca concentración; esto provoca que las personas parezcan distraídas, teniendo dificultad para platicar durante un rato largo o concentrarse en alguna actividad. En dosis elevadas puede presentarse miedo anormal y sin razón, así como algunas alucinaciones. Como en el alcohol, los efectos inician con una fase eufórica y posteriormente se presenta depresión y aumento del sueño. Con el tiempo el comportamiento, inclusive la forma de hablar y pensar, tiende a hacerse pausado, y se va perdiendo el interés por hacer cosas que antes resultaban atractivas; a todo esto se le conoce como síndrome a motivacional.

Cocaína. Produce una sensación de euforia y excitación, con la consecuente elevación del estado de ánimo, mayor energía y capacidad de trabajo, insomnio, hiperactividad motora y verbal; todo ello hace que las personas se vean alegres y con ganas de hacer algo; en las fiestas son los que aguantan más y no parecen cansarse; en su trabajo dan la idea de ser lo más activos. Sin embargo, su desempeño laboral casi siempre se ve afectado también, por los periodos de falta de sueño; en ocasiones, puede percibirse aumento momentáneo de la capacidad de ideación e imaginación; se incrementa la frecuencia cardiaca y la presión arterial, elevación de la temperatura; lo anterior provoca que los consumidores se agiten y suden acompañados de una constante sensación de calor. A largo plazo afecta al corazón y produce impotencia sexual y frigidez, así como pérdida de interés sexual.

Éxtasis (drogas de síntesis). Euforia y locuacidad caracterizadas por explosiones de alegría y risa sin motivo, desinhibición, aumento de energía, estimula al usuario a establecer relaciones sociales; como en el caso de la cocaína, los consumidores de esta droga se caracterizan por una actividad intensa y alegre. El éxtasis es conocido como "la droga del amor", ya que bajo sus efectos se facilitan los contactos amistosos y sexuales; esta droga se relaciona con la cultura de las fiestas "rave", debido a que los consumidores asisten a ellas para participar en maratónicas sesiones de baile. Quienes consumen éxtasis presentan ansiedad, insomnio, irritabilidad, lo cual provoca que las personas se sientan inquietas y se molesten con facilidad; estos síntomas se agravan al desencadenarse taquicardia, aumento de la presión arterial y de la temperatura corporal. En dosis elevadas genera estados de confusión, alucinaciones visuales y auditivas, así como episodios de miedo irracional. Debido a los lugares donde esta sustancia suele utilizarse (fiestas, discotecas, etc.) es muy fácil que se combine con alcohol, mezcla que puede resultar altamente peligrosa, incluso mortal.


6. ¿Cuáles son los efectos de las drogas legales más usadas?

Alcohol. Al principio produce desinhibición y euforia, posteriormente presenta efectos depresores, descoordinación de los movimientos del cuerpo, dificultad para articular adecuadamente las palabras, lentitud de reflejos, visión restringida y somnolencia. Las personas que han consumido alcohol suelen caminar lentamente e irse de lado; al hablar tienen dificultad para articular las palabras y expresar con lógica sus ideas. También tienen problemas para observar claramente lo que pasa a su alrededor; su visión se torna borrosa y no perciben bien los detalles; al aumentar su temperatura corporal sienten mucho calor; en dosis excesivas aparece el vómito y malestar estomacal, la agresividad y otras conductas que ponen en peligro a la persona. Físicamente produce daños en hígado, corazón, estómago y otros órganos, afectando más seriamente al primero.

Tabaco. Los daños físicos son considerables: insuficiencia respiratoria, inflamación de los bronquios, cáncer de pulmón, arteriosclerosis y otros problemas cardiovasculares. Estos daños se derivan de los efectos a corto plazo del tabaco, que son: aumento de la frecuencia cardiaca y la presión arterial, inflamación y acidez estomacal, irritación del tracto digestivo, de los pulmones y las vías respiratorias. Por todo lo anterior, los fumadores tienen accesos frecuentes de tos y son muy susceptibles a enfermedades e infecciones respiratorias; también tienen problemas digestivos y son candidatos para infartos cardiacos y otras enfermedades del corazón. Una forma para identificar a los fumadores constantes es el olor de sus ropas o la coloración amarilla de sus dedos y dientes; otro dato característico es que al salir de algún lugar donde se prohíbe fumar (cines, teatros, hospitales y aviones) lo primero que hacen es prender un cigarro, lo que habla del alto nivel de dependencia que se desarrolla con la nicotina.


7. ¿Qué es la farmacodependencia o drogadicción?

La farmacodependencia o drogadicción es la relación que se establece con una sustancia tóxica, la cual puede provocar cambios en el organismo, afectando la salud, las relaciones con la familia, con los amigos, en la escuela, en el trabajo, etc. La relación entre una droga y la persona que la utiliza es por lo regular voluntaria y auto administrada, y puede provocar un deseo irresistible para continuar usando una o varias drogas.

Es importante considerar que la farmacodependencia o drogadicción modifica el carácter y el comportamiento de las personas, generando cambios en su estado de ánimo, hábitos alimenticios, ocupaciones diarias, etcétera. Al ser la drogadicción un proceso anormal, prolongado y compulsivo crea "tolerancia", es decir, necesidad de usar dosis cada vez mayores para obtener los mismos efectos o sensaciones placenteros; a la vez, se genera "un síndrome de abstinencia" física y psicológica, esto es, consumo frecuente de drogas para evitar los malestares que conlleva dejar de usarlas por determinado tiempo y creer que si no se consumen, nuestro "rendimiento" no será igual o como esperamos que sea en nuestra vida diaria.

Cuando se identifica que una persona ha desarrollado "tolerancia" y "síndrome de abstinencia", se puede hablar entonces que ésta tiene dependencia a una droga.

Lo que cada persona desea o espera obtener al usar drogas, es una sensación de bienestar acompañada de: excitación, relajación, modificación de la percepción, los sentimientos o la conducta, así como la importancia que los amigos o la sociedad le otorguen al consumo, por ejemplo: sentir que se es parte del grupo, que se vale más que otros, etcétera, son algunos aspectos que pueden volver el consumo de drogas una acción importante para el que hace uso de ellas.

Evidentemente, la relación que cada quien tenga con las drogas puede convertirse en una situación problemática o de difícil manejo, debido, como ya se mencionó, a toda la serie de consecuencias orgánicas, psicológicas, familiares y/o sociales que implica su uso.


8. ¿Por qué es muy frecuente el consumo de drogas entre niños y niñas de la calle o internos de reclusorios, entre otros?

Estos grupos de población son altamente vulnerables debido a que están más expuestos a situaciones de riesgo, como violencia, abuso sexual y múltiples carencias afectivas y materiales. Los niños y las niñas de la calle enfrentan numerosas situaciones en las que su "escape" son las drogas, particularmente los inhalables. Los menores infractores y las personas en reclusión se hallan en muy alto riesgo de consumir drogas por el encierro, el hacinamiento y la separación de la familia, en algunas ocasiones, y de la sociedad; la condición de duda acerca de su futuro los mantiene en constante angustia.

Por las circunstancias que enfrentan los niños de la calle, los menores infractores y los reclusos, están expuestos a múltiples situaciones de riesgo y/o estados de ánimo cambiantes, como el desgano, la tristeza, el enojo, la violencia, etcétera.

El ambiente adverso que los rodea, propicia, por ejemplo, que los niños de la calle, siendo aún muy pequeños, se inicien en el consumo de drogas, optando casi siempre por el uso de inhalables. Se trata de menores que no han tenido la oportunidad de contar con una familia integrada, o un familiar o tutor que los apoye; tampoco tienen acceso a la educación básica, y difícilmente obtienen atención médica en caso de enfermedades o accidentes, aun cuando las instituciones de salud de nuestro país cuentan con programas dirigidos a este grupo de población, la información que tienen respecto a su derecho a la salud es mínima o nula.

Para los niños de la calle, por ejemplo, el uso de inhalables puede significar una forma de evadirse de su realidad, y mientras les dure el efecto no tendrán hambre o frío, así que probablemente olvidarán por momentos que no cuentan con un hogar, una escuela, alguien que les brinde amor y protección. En consecuencia, estarán haciendo lo mismo que sus demás compañeros, lo que les hará sentir que pertenecen a un grupo y que son aceptados por los otros

De acuerdo con investigaciones en torno a menores infractores, la mayoría de los niños y las niñas han vivido en una situación económica inestable; además se presentan con frecuencia la desintegración y/o violencia familiar, así como el abandono del padre o la madre. Otra característica es que han sufrido de abuso y maltrato infantil, su interés por estudiar es escaso o no existe, llegando al abandono escolar.

En muchos de los casos, esta población ve disminuidos momentáneamente sus problemas, mientras les dura el efecto de algún tipo de droga. Es común que inicien con inhalables y después experimenten con otros tipos de sustancias, como cigarro, alcohol, mariguana, etcétera. En la mayoría de las veces es frecuente encontrar alguna relación entre delitos y consumo de drogas.

En estas personas es muy frecuente encontrar poca claridad respecto a reglas y normas, tanto de convivencia familiar como social. La marginación lleva a que, en ocasiones, cometan actos delictivos, entre ellos el robo, como un modo normal de cubrir sus necesidades básicas, como puede ser comida y ropa.

En lo referente a hombres y/o mujeres en reclusión es importante señalar que el ambiente carcelario puede ser un factor que incide en el inicio del consumo de drogas. Las posibilidades de que las utilicen aumentan debido a la hostilidad del ambiente, peleas por el espacio físico, y por diversas circunstancias que en muchas ocasiones salen del control de las autoridades, como la introducción ilegal de drogas, algunas veces proporcionadas por los familiares, los custodios y otras personas que ingresan a estas instituciones penitenciarias.

El acceso a las drogas, aunado a la dureza e incertidumbre que se viven en los reclusorios, hace que esta población busque en el uso de alguna sustancia tóxica una especie de "tranquilizante" que lo ayude a mitigar su situación de encierro.

En la actualidad, algunas instituciones buscan, mediante programas diseñados especialmente para estos grupos de la población, participar en la promoción de su salud física y mental.


9. ¿El consumo de alcohol y tabaco en un adolescente, incrementa el riesgo de usar otras drogas?

Sí. Según algunas investigaciones una persona que ha consumido tabaco y bebidas alcohólicas a una edad más temprana tiene mayor probabilidad de usar otro tipo de drogas. Gran parte de las personas que presentan problemas de alcoholismo inician este consumo antes de cumplir los 18 años de edad. Se sabe que las personas que lo hacen anterior a los 15 años, se encuentran en un mayor riesgo de consumir otro tipo de droga; por ello, se dice que el alcohol y el tabaco son drogas de entrada o de inicio.

En el Paraguay, la edad más frecuente para empezar a fumar es entre los 13 y 14 años; por ello señalan que el tabaquismo se puede considerar una "enfermedad pediátrica".

Se tiene información de que entre más temprano comience una persona a fumar, mayor será el riesgo de que se convierta en un fumador regular o compulsivo, además de que desarrolle dependencia y sufra las consecuencias a largo plazo derivadas de este hábito.

De acuerdo con diversos estudios, el consumo de tabaco se asocia con el riesgo de usar otras drogas. Aun cuando la mayor parte de las personas que fuman tabaco nunca prueban otras drogas, se ha encontrado en la población paraguaya que quienes fuman o han fumado en el pasado, 7.5% han usado una o más drogas.

En un estudios realizado en estudiantes de secundaria y bachillerato (hombres y mujeres) se observó una importante relación entre el consumo de tabaco y alcohol con el de otras drogas. El riesgo de pasar de una droga licita a una ilícita se incrementaba con la severidad del patrón de consumo, es decir, a mayor frecuencia de consumo de tabaco y la cantidad de alcohol por ocasión, más alto era la probabilidad de que los adolescentes probaran otras drogas.

Esta asociación se puede explicar al tomar en cuenta diversos factores, entre ellos los ambientales que se relacionan con las oportunidades de consumir drogas, los cuales son mayores en hombres que en mujeres; otros factores son la disponibilidad y el nivel de tolerancia social hacia el consumo; es decir, si la droga se halla lo suficientemente disponible en su entorno y además se cree que los amigos o compañeros aceptan el consumo, lo que favorece que alguien use drogas. Algo muy importante que se debe considerar es que los hijos de padres que fuman o beben alcohol tienen más riesgo de repetir estos patrones o usar otras drogas. De igual forma, el riesgo de beber en forma frecuente y presentar dependencia al alcohol es más elevado cuando la edad de inicio es temprana, antes de los 15 años, y disminuye en la medida en que la persona comienza a beber a mayor edad.

En síntesis:

· Los resultados de la investigación arrojan que entre los 15 y los 19 años de edad hay mayor riesgo para experimentar sustancias y que, en la mayoría de los casos, ocurrió primero el consumo de tabaco y/o alcohol.

· El riesgo de beber regularmente y presentar dependencia es mayor cuando la edad de inicio es temprana, antes de los 15 años: sin embargo, disminuye en la medida en que se retrasa la edad de inicio. A esto se agrega el hecho de que la experimentación con drogas, su uso continuo y el consumo de múltiples sustancias, son más frecuentes entre quienes se iniciaron antes de los 15 años.

· De ahí que pueda concluirse que el inicio temprano en el consumo de tabaco y/o alcohol incrementa el riesgo de uso y abuso de otras drogas.


10. ¿Es más peligroso consumir una droga que otra?

Sí, aunque hay que tomar en cuenta que el peligro se presenta al momento de iniciar el uso de cualquier droga. El efecto que algunas drogas hacen a nuestro sistema nervioso central puede ir desde una simple alteración de la percepción, a un trastorno mental más severo. Lo anterior también está en función de la frecuencia, la cantidad, la vía de administración (inhalada, oral, intravenosa) y la capacidad del organismo para tolerarla.

Es común que el riesgo se acreciente cuando alguien pasa del consumo esporádico de cualquier droga, a un consumo más frecuente que llega a la dependencia o adicción. Por ejemplo: a partir de que una persona comienza a consumir cocaína sólo los fines de semana o en las reuniones de amigos, existe ya un cierto peligro de que ocurra algún daño como un paro cardiaco; no obstante, esta probabilidad aumenta en la medida en que el consumo se hace más habitual y se extiende a otras situaciones distintas y más peligrosas a las asociadas inicialmente. De igual manera, cuando una persona que normalmente no consume alcohol y lo ingiere en cierta ocasión y de forma excesiva en una fiesta, la probabilidad de que tenga un accidente de tránsito aumenta.

Por lo anterior, las drogas permitidas como el alcohol, el tabaco o las drogas de uso médico, pueden ser igual o más peligrosas que otras drogas ilícitas, como la marihuana, la cocaína, etcétera.

El peligro del consumo de drogas aumenta también cuando una persona va experimentando con distintas sustancias; generalmente, las drogas de inicio son las que se consideran legales (alcohol, tabaco y algunas de uso médico).

Cuando una persona pasa de consumir una droga a otra, lo que se conoce según los especialistas como "escalada", crece siempre la posibilidad de que exista algún daño orgánico y que las consecuencias familiares y de otro tipo sean más severas. Por ejemplo, debe considerarse que si el consumo de alcohol está muy relacionado a enfermedades hepáticas, sumado a un consumo de cocaína, el cual afecta el sistema cardiovascular, es muy probable que ocurran trastornos físicos y/o mentales que pueden ser irreversibles e incluso llegar hasta la muerte.

Debe señalarse que los riesgos y daños asociados al consumo varían dependiendo de cada sustancia, resaltando las propiedades específicas de cada droga o la influencia de los componentes con que se adulteran. Esto es más lógico observarlo en el uso de algunas drogas ilegales como la cocaína o el éxtasis, debido al desconocimiento y la ausencia de control que se tiene en su proceso de elaboración. Por ejemplo, en el caso del éxtasis, un adolescente habituado a consumir tres pastillas durante una noche, sin que conozca su composición; o, que consuma una sola de esas pastillas pero con distinto grado de sustancia activa en su elaboración, está en alto riesgo de causarse algún tipo de daño cerebral irreversible.

Otro peligro del consumo de drogas, consiste en combinar o alternar dos o más drogas legales e ilegales para incrementar los efectos o disminuir o paliar los efectos negativos que cada una de ellas provoca; por ejemplo, si en una fiesta un consumidor de alcohol y cocaína empieza a beber de manera excesiva, en poco tiempo comenzará a sentir malestar como consecuencia de su intoxicación alcohólica. Para que estas sensaciones orgánicas desagradables cesen y baje la borrachera, recurre al consumo de cocaína, pero el efecto posterior le provocará ansiedad, náuseas, dolor de estómago, sudoración; es así como de nueva cuenta volverá a ingerir alcohol para contrarrestar ahora el malestar de la cocaína creándose, por tanto, un proceso repetitivo. Ante esta situación, la posibilidad de llegar a una sobredosis se incrementa casi sin que el sujeto lo advierta.


11. ¿Quién es la persona que, comúnmente, ofrece una droga por primera vez?

Contrariamente a lo que muchos piensan, no es un desconocido el principal responsable de que esto ocurra, sin negar que en ocasiones suceda así. Según las encuestas realizadas a jóvenes estudiantes, se sabe que la persona a través de la cual, se consigue una droga por primera vez (legal o ilegal) es alguien cercano: amigo, familiar o conocido.

Cuando es un conocido quien ofrece la droga, se dan comúnmente una serie de condiciones previas, por ejemplo: que haya cierta confianza para tratar el tema o acudir a lugares donde comparten actividades de interés común.

No se puede asegurar que cuando esto se suscita, la persona que ofrece la droga tenga la intención de hacerle daño a quien la ofrece, incluso quizá sea motivado por la existencia de ciertos lazos de amistad o cercanía afectiva que los une. En estos casos, lo más probable es que el amigo que invita al consumo, no sepa o no esté bien enterado de los daños que esto puede provocar en su persona y en la de otro.

Tampoco sería del todo correcto quedarnos con la idea de que el inicio del consumo de drogas se da siempre por invitación directa de otra persona. Los medios de comunicación (televisión, espectaculares, radio, internet) influyen de manera importante para que algunas personas comiencen a experimentar con alguna sustancia tóxica, o para que, en todo caso, busquen a pequeños traficantes o se acerquen a consumidores que los pongan en contacto con ellos.


12. ¿Qué problemas se asocian al consumo de drogas?

Los estudios al respecto muestran que después de un determinado tiempo o del consumo de cierta cantidad de droga, no siempre se presentan inmediatamente problemas serios, aunque sí aumenta el riesgo de padecer enfermedades del corazón, del sistema nervioso central, del hígado, etcétera. No es solamente nuestro organismo el único perjudicado, sino que también surgen problemas con la autoridad, la familia, el trabajo o la escuela.

Los principales problemas directa o indirectamente asociados al consumo de drogas tienen repercusiones de salud, sociales, legales y económicas; estas consecuencias, además de las relacionadas con la salud, son muy diversas y pueden subdividirse en:

Sociales. Los adictos a drogas se ven envueltos con frecuencia en agresiones, desorden público y conflictos raciales, así como en diferentes formas de marginación y segregación social.

Relaciones interpersonales. Cuando el individuo prefiere consumir drogas a estar con otras personas, se pueden arruinar o destruir las relaciones afectivas y perderse las amistades.

Motivacionales. Por lo general, los adictos dejan de participar en actividades sociales; abandonan metas y planes, además, no les importa crecer como personas, ni intentan resolver constructivamente los problemas, recurriendo a más drogas como "solución".

Familiares y que afectan a terceros. También, el abuso de las drogas puede perjudicar a personas cercanas al consumidor; por ejemplo, el dinero destinado a comprar drogas puede privar a la familia de satisfactorias elementales, como comida o ropa. Además es frecuente que los problemas y las situaciones de la adicción generen discusiones y conflictos familiares.

Legales. Las reacciones violentas o la incapacidad de control que provocan algunas drogas pueden involucrar a los consumidores en situaciones problemáticas y en conflictos legales. Por ejemplo, la difícil coordinación y la confianza excesiva que produce la ingesta de alcohol, resulta muy peligrosa cuando se combina con la conducción de un automóvil. Recuérdese que en todo el mundo, una de las principales causas de muerte entre los jóvenes se relaciona con accidentes de tráfico causados por el consumo excesivo de alcohol.

Abusar de las drogas es contra la ley. Los transgresores (tanto los que experimentan como los que consumen drogas) con cierta regularidad corren el riesgo de tener que pagar multas y/o ser encarcelados. Un arresto puede significar tanto la interrupción de los planes de vida, como el registro de antecedentes penales.


13. ¿El consumo de drogas es provocado por factores genéticos o hereditarios?

No, aunque algunos estudios, en especial los enfocados al consumo de alcohol, demuestran que los hijos de alcohólicos tienen una alta predisposición al consumo de esta sustancia, aún no se ha establecido una causalidad directa de consumo entre padres e hijos. Desafortunadamente, con otro tipo de drogas, esta relación no se ha estudiado lo suficiente; no obstante, algunas investigaciones apuntan a que existe cierta relación entre algunos mecanismos genéticos y la predisposición al consumo, sin que hasta ahora haya pruebas que lo confirmen.

Los hijos de consumidores de drogas están en mayor riesgo de caer en las adicciones, pero no debido a un mecanismo hereditario directo (como el caso de algunas enfermedades: hemofilia, diabetes y otras), sino por la actitud permisible que suele haber en estas familias en torno a las mismas drogas, en las que generalmente son vistas como algo "normal" en la relación familiar. En estos casos se han identificado varias situaciones de tipo orgánico que elevan el nivel de predisposición para el consumo (los casos más estudiados son los de hijos de alcohólicos); sin embargo, las investigaciones muestran también que un ambiente familiar, vecinal o de amigos de consumo considerable de drogas o en el que hay actitudes favorables hacia el mismo y poca conciencia de los daños que produce, ejerce una influencia decisiva para que se inicie el consumo. Por lo tanto, evitar el abuso de drogas y mantener una actitud no permisiva hacia el alcohol y el tabaco, reducen de forma importante los riesgos personales y ambientales que favorecen la aparición del consumo.

En estudios recientes con roedores transgénicos realizados en la Universidad de Columbia, Nueva York, se indica que cuando se alteran determinados receptores cerebrales, se afectan de manera importante los efectos estimulantes de la cocaína y del alcohol. Los científicos concluyeron que estos animales podrían servir como modelos para estudiar los factores bioquímicos que condicionan las variaciones individuales en la susceptibilidad a las drogas.